En 2013, yo, Francesc, descubrí a un arquitecto que hacía mandalas de grandes dimensiones con elementos naturales y geometría sagrada para celebrar los solsticios y equinoccios. Esto lo trasladamos a Lleida y durante un año realizamos mandalas en la calle coincidiendo con estas fechas. De ahí nació una pequeña agenda autoeditada que incluía los ritmos de la luna. Una noche de inspiración de 2014 nació el primer esbozo de la Roda que tardaría unos años en ver la luz.